HONSHU OCCIDENTAL

Aquel día nos levantamos aún más pronto (6:10) para coger el tren de las 7 a Kioto, ya que desde allí salía nuestro siguiente tren hacia Hiroshima a las 8:20. A las 10:30 de la mañana ya estábamos en Hiroshima, y desde allí, como seguíamos con ganas de más tren, nos cogimos otro hacia Miyajima-guchi. Al llegar a la estación Miyajima-guchi, cambiamos de medio de transporte y nos subimos a un ferry para llegar a la isla de Miyajima, donde se encontraba el torii flotante (puerta sintoísta) del Santuario Itsukushima-jinja, una de las mejores vistas de Japón. El lugar era precioso, y a pesar de ser muy turístico y estar lleno de gente, la vista de la puerta sintoísta en medio del mar merecía la pena.
En aquella isla también tenían ciervos domesticados por todos lados y se repetían las escenas del día anterior, japoneses corriendo y pegando gritos con ciervos acosadores detrás pidiendo comida, muy gracioso. Dimos un paseo por la zona, hicimos 200 fotos al torii flotante, y nos cogimos el ferry de vuelta para pasar el resto del día en Hiroshima.
Desde la estación de Hiroshima comenzamos a caminar hacia el Parque de la Paz, en el que se conmemora de la caída de la primera bomba atómica en 1945. La ciudad está totalmente reconstruida y recuperada de aquella tragedia, y aunque no es muy bonita, porque sus edificios no tienen nada de especial, la visita a la zona en la que se recuerda la caída de la bomba está interesante. Cuando uno está allí viendo cómo quedó el único edificio que sigue en pie desde aquel día se ponen los pelos de punta.
Mientras paseábamos por el parque de repente se nos acercó una pareja de japoneses que nos preguntaron de dónde éramos, y nos dieron unos panfletos que iban repartiendo para convencer a la gente de que se convirtiera al cristianismo. Qué curioso, seguro que en Japón ellos son vistos como bichos raros, igual que nosotros en España vemos a los Hare Krishna cuando pasan por la calle con sus túnicas naranjas y sus campanitas.
Cuando ya terminamos la visita por el parque, una señora se nos quedó mirando y se puso a hablar con nosotros en perfecto inglés. Nos regaló unos pastelitos, que no probamos delante de ella por miedo a que estuvieran muy malos, y cuando le preguntamos que dónde se podían comprar gorras del equipo de béisbol de la ciudad (los Hiroshima Carps) nos acompañó hasta un centro comercial y comenzó a preguntar por allí dentro dónde podía conseguir la gorra. Al final la encontramos en la sección de juguetes, pero era para niños y no cabía en el cabezón de Alfonso (toma esaaaaaa). Después, la mujer se despidió de nosotros y nos recomendó un sitio para comer el plato típico de la zona, el ikonomi yaki, una especie de pizza rellena de fideos con verduras. Fuimos al lugar que nos recomendó y no decepcionó, la pizza japonesa estaba de muerte. Después de comer abrimos los pastelitos que muy amablemente nos había regalado la señora simpática, y menos mal que no los probamos delante de ella, porque habría sido difícil disimular la cara de asco que pusimos los dos al morder aquello.
Nada más comer dimos un paseo por el centro de la ciudad y volvimos hacia la estación de tren para viajar esta vez a Osaka, que nos pillaba de camino hacia Nara.
Al llegar a Osaka ya había anochecido, y aprovechamos para subir al Edificio Celeste de Umeda, uno de los más altos de la ciudad que tiene un mirador en el último piso. Al mirador lo llaman el Floating Garden, y la verdad es que sólo la subida a lo alto del edificio ya impresionaba, porque de repente el ascensor quedaba sin paredes a los dos lados y parecía que te quedabas suspendido en aire. Ya en el mirador, las vistas de la ciudad eran impresionantes, luces y rascacielos por todas partes.
Después de subir al Floating Garden, cogimos el metro y fuimos hacia Dotombori, una calle por la que pasa el canal con el mismo nombre y que es famosa por tener muchos restaurantes, bares y teatros. El lugar era muy curioso, muy futurista, y la gente iba con ropas y peinados muy llamativos, nos daba la impresión de estar metidos en la película de “El Quinto Elemento”. En aquel barrio se respiraba alegría por todas partes.
Y después de un día tan completo nos volvimos en tren hacia Nara con algo de cansancio, la verdad, pero muy contentos.

4 Replies to “HONSHU OCCIDENTAL”

  1. No insistas Cris, que no me das envidia 😉

  2. MLuz guapetona!!! ya hemos llegado!!! Hay que verse cuanto antes, que tenemos muchas ganas de verte, y así seguimos no-dándote envidia con nuestras historietas, vale? Un besazo

  3. Gracias! Recientemente he estado buscando informacion sobre este tema y de momento, tu pagina
    ha sido lo mejor que he encontrado, muchas gracias
    =)

    1. Muchas gracias! Ya hace unos años de este viaje, pero la verdad es que los recuerdos son geniales!

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