LOST IN TRASLATION

Al llegar a Tokio a la mañana siguiente no sentíamos las piernas, pero la espalda sí, y mucho. En la estación de tren del aeropuerto fuimos a recoger nuestro Japan Rail Pass, que nos iba a permitir viajar en tren por todo el país durante una semana por 240 euros, y  había que sacarle rentabilidad, como buenos “cutre tourist” que somos. Nos desplazamos del aeropuerto de Tokio hacia nuestro albergue (Tokyo Hostel) en trenes y metros y nada más llegar al lugar, dejamos las maletas y mochilas y nos fuimos a dar un paseo por la zona, porque no se podía entrar a la habitación hasta las 15h y en ese momento eran las 11 de la mañana. La zona del albergue estaba bastante alejada del centro de la ciudad, pero estaba muy bien, porque era muy tranquila, bien comunicada por metro, y además estaba a un paso de uno de los templos más bonitos de Tokio, el Senso-Ji. Tras darnos una vuelta por el templo, pasamos por un mercadillo muy bonito y curioso que había de camino al albergue. Las tiendas vendían muñequitos manga, kimonos, farolillos, papelitos estampados para hacer papiroflexia, era todo muy chulo, nos entraron ganas de comprar sin parar, pero era carísimo. Para que os hagáis una idea, un muñequito de los que se cuelga en el móvil no baja de los 4-5 euros, un imán para la nevera unos 6 euros como mínimo…y eso, para un “cutre tourist” como nosotros, duele, y mucho. Así que, nos tuvimos que tragar nuestra fiebre consumista, y nos fuimos a comer unas sopas y arroces por el barrio. La comida tampoco era barata, pero más o menos como un menú del día en España. Y encima está todo buenísmo. La verdad es que si se piensa el dineral que cuesta la comida japonesa en España, al final hasta parece barato comer aquí. Lo único malo de los restaurantes es que no hay nada escrito en inglés, pero te puedes hacer una idea de lo que vas a comer porque muchos de ellos tienen fotos de la comida o los platos hechos de plástico fuera del local, y así puedes salirte al escaparate con el camarero y decirle señalando, “¡que quiero esto!”, y él te hará una reverencia, y te dirá “arigato gosaimas”.

Una vez comimos, volvimos al albergue a dejar todo en la habitación, y nos echamos dos horitas de sueño, una ducha, y al centro de Tokio!

Nos fuimos directos al barrio de Shibuya, uno de los que tiene más ambientillo, y nada más salir del metro empezamos a alucinar con la gente loca de Tokio. Los chicos llevaban los pelos de Goku cuando se convertía en súperguerrero, las chicas vestidas de personajes manga…impresionante! Por allí caminaban Sailormoon, Juana y Sergio, Oliver y Benji, Ranma y Rioga, Novita, Sinchán…y todos caminando por la calle como si eso fuera normal. Nos acercamos a algunos de ellos para pedirles si les podíamos hacer una foto, y aunque era un poco difícil entenderse, porque aquí no habla NADIE inglés, al final nos hacíamos unos gestos y enseguida se ponían a posar sonriendo y con los dedos en V.  La gente es encantadora, en un principio son muy tímidos, pero en cuanto les echas una sonrisa te los ganas, y aunque no se enteren de lo que les estás diciendo, ni tú de lo que dicen ellos, siempre te intentan ayudar.

La verdad es que el ambientazo de aquel lugar merecía la pena, daba la sensación de estar dentro de una película.

Por cierto, vimos a Carmen Machí (la de Aída) comprando en una tienda de ropa de montaña del barrio!! Que lo sepa todo el mundo!!! Que Aída es montañera!!! No nos hicimos foto con ella porque nos dio vergüenza interrumpirla, que estaba la pobre sufriendo por intentar entenderse con los tenderos. Les tendría que haber pegado cuatro gritos como al Luisma y seguro que la habrían entendido a la primera.

Después de unas horitas dando vueltas por allí nos volvimos al albergue hechos polvo y comentando todo lo que nos había llamado la atención:

–          Al parecer los japoneses no necesitan gafas de sol aunque haya una luz muy molesta, ninguno las lleva.

–          No hay ni un solo coche aparcado en las calles de Tokio, ni uno. Todo el que tiene coche tiene que hacerse también con una plaza de garaje.

–          Encontrar una papelera o contenedor por la calle es misión imposible, así que te toca ir cargando con la latita de Coca Cola vacía todo el día.

–          La gente se mueve en bici por la ciudad y alguno las deja en la calle SIN CANDADO!!!

–          Los revisores del tren sonríen a la gente y saludan a todos los pasajeros haciendo una reverencia al entrar y al salir del vagón.

–          Las tazas del váter tienen más botones que las naves espaciales, y creemos que sirven para limpiarse las partes nobles en distintas modalidades, pero no estamos seguros. Y lo más increíble de todo: los baños públicos están limpios…Y TIENEN SIEMPRE PAPEL!!!

Sabemos que todas estas cosas son difíciles de creer, pero todo es verdad, y tenemos fotos para demostrarlo.

3 Replies to “LOST IN TRASLATION”

  1. y la de la foto quién es? candy candy?

    1. Por el tamanyo de la cabeza parece Doraimon…

  2. pues como me saque un bate de béisbol del bolsillo mágico os voy a untar a los dos

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