Decía Séneca que no hay viento favorable para el barco que no sabe hacia dónde va.
A mí me ha costado mucho vaivén saber a dónde quería ir. Me sorprenden los que no se arrepienten de nada de lo vivido. No sé si es verdad, bravuconería o hablar sin pensar.
Mi barco lo han gobernado, según la época, el miedo, la inocencia, el deber, la rabia, la generosidad… Yo, si volviese a nacer, no querría volver a pasar por ciertos puertos, pero me temo que inevitablemente pasaría. Quiero pensar que es a eso a lo que se refieren los bravucones.
Lugar: Vigo – España