No sé si hay palabra para esto que me pasa. Cada vez soy no más feminista (porque eso va de igualdad de derechos, y lo mío es menos racional), no más femenino (porque intento serlo, de verdad, pero apenas me sale), no más matriarcal (porque no creo en el poder de la mujer, sino en su fuerza, esa simiente de luz que es la mujer y que pasa de capa a capa en esta cebolla infinita de amor que es la vida).
Lugar: Marsella – Francia