Cada uno se encarcela donde quiere o donde puede. Cárceles de alcohol, cárceles de amor, cárceles de silencio y cárceles de ruido, de sexo, de oro, de libros, de excusas, de risa, de miedo. Cárceles de las que uno pierde la llave o se la traga. Abramos los brazos, recibamos con agrado a los que se atreven a visitar nuestra prisión.
Lugar: Torrelavit – España