El profeta se subió a la mesa y gritó:
– ¿De qué le sirve a uno ganar al dominó si pierde en todo lo demás?
– Maestro, que te lías – le susurraron-. ¿No es de qué le sirve a uno ganar el mundo si pierde su alma?
– Chocheo ya, amigo – dijo recogiendo las fichas del suelo.
– Tampoco importa, ¿de qué le sirve a uno tener razón si no tiene nada más?
Lugar: Miami – Estados Unidos